La hegemonía de Iván Díaz que las bases azules quieren derrocar 

Silla Santandereana

Iván Díaz Mateus. Foto: Tomada de www.eluniversal.com.co

La elección del directorio departamental se convirtió en el florero de llorente de una puja política por el manejo de los conservadores  en Santander.

La definición de los integrantes del Directorio Conservador de Santander se convirtió en el florero de llorente de una pugna interna por el manejo de ese partido.

En la pelea el protagonista ha sido al exsenador Iván Díaz Mateus, quien desde que fue condenado por el escándalo de la yidispolítica, ha movido tras bambalinas los hilos del poder azules.

Si bien su nombre representa un sector conservador de vieja data en el departamento, su figura ha dividido más de lo que ha sumado, y además de que tiene rotos a los conservadores, fue forjando disidencias que tras varios años sin margen para jugar políticamente quieren hacerle contrapeso y reajustar las cargas. 

La hegemonía

Desde que quedó por fuera del juego electoral luego de que la Corte Suprema de Justicia lo hallara culpable de haber participado en la compra del voto a Yidis Medina para permitir la reelección del entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez y lo condenara por concusión, el exsenador conservador Iván Díaz Mateus se las ha arreglado para mantenerse vigente políticamente en Santander.

En los últimos siete años no solo montó a su esposa Lina Barrera -con la que hoy está distanciado- en la Cámara (29 mil votos), y logró que su hermano Luis Eduardo Díaz Mateus se quedara con una de las 16 curules en la Asamblea (24 mil votos), sino que además se convirtió en el mandamás de ese partido.

 

Su poder es tanto que según siete fuentes conservadoras -entre directivos, políticos en ejercicio y excandidatos-, en esa colectividad él es el que tiene la última palabra.

“Él es el que se encarga de las decisiones más importantes. Si no está de acuerdo simplemente no se hace”, le contó a La Silla un político conservador.

Ese poder, según esas mismas fuentes, le ha dado a Díaz Mateus figuración para ser la voz decisiva en la entrega de los avales, para acomodar las fichas que en época de elecciones le han resultado más favorables a sus candidatos y  hasta para regular el crecimiento de nuevas fuerzas al interior del conservatismo en el departamento. Tres roles que han terminado fracturando a los conservadores por dentro.

El primero y el último han sido los más problemáticos. 

“Iván es de la teoría de que no puede haber nadie más grande que él porque apenas tiene oportunidad lo empuja a un hueco”, le dijo a La Silla un político que ha trabajado con él. Otras cinco fuentes, entre esas, un aliado de Díaz Mateus,  nos dieron una versión muy similar.

La Silla encontró varios casos en los que esa teoría toma fuerza, y que se remiten a las elecciones de 2014 y 2015, años en los que su esposa y su hermano estaban en la carrera para reelegirse.

“Cuando se estaba terminando el plazo para las modificaciones a  las listas hubo una reunión en el segundo piso del Tony a la que me invitaron. En ella estaban varios miembros del Directorio, me acuerdo de Consuelo Durán de Mustafá, Rafael Serrano, Édgar Higinio Villabona, Lina Barrera e Iván Díaz”, le relató a La Silla el hoy representante de Opción Ciudadana Fredy Anaya. “Me citaron porque Rafael Serrano me dijo que en el Partido Conservador querían darme el aval para la Cámara”.

Y continuó: “Cuando llegué di mi discurso diciendo que me sentiría honrado porque mi origen es conservador y me senté. Al lado mío estaba Iván (Díaz Mateus), me acuerdo que nos paramos junto a una ventanita y nos pusimos a hablar y él me dijo: Fredy yo no le puedo  dar el aval porque usted le gana a Lina”.

Ese aval se resolvió con una votación y al final Anaya se quedó sin él. Terminó en Opción Ciudadana y sacó 36 mil votos,7 mil más de los que Lina obtuvo en esa elección.

Ese mismo año, Iván Díaz también se enfrentó al grupo de su primo Néstor Díaz, quien tras ser alcalde de Floridablanca y perder la investidura por haberse postulado a ese cargo estando inhabilitado, terminó llegando al Centro Democrático por falta de espacios en el conservatismos y eligiendo a su hermano Marcos Díaz con el aval del uribismo en la Cámara con 21 mil votos.

En 2015 hubo una historia similar con el ahora alcalde de Floridablanca, Héctor Mantilla, quien, según le contaron a La Silla cuatro fuentes, una de las cuales lo sabe de primera mano, se distanció de los conservadores porque Díaz Mateus no le dio espacio ni para ir a la Asamblea ni para foguearse en una consulta dentro del partido para el pelear por el cargo que hoy ocupa.

“Con la Alcaldía lván le dijo a Héctor que era muy chino y que no podía ser Alcalde por el Partido Conservador. La idea de la Asamblea tampoco le gustó porque Mantilla había gerenciado la campaña de Martha Lucía Ramírez y tenía un equipo estructurado que podía ponerle en peligro la curul del hermano. Él se molesta, sale a recoger a toda la gente inconforme con Iván, se lanza por firmas y le termina ganando a su candidato”, le relató a La Silla una fuente que siguió ese proceso.

“Los casos son más. Mire a Pedro Julio Solano en las atípicas de la  Alcaldía de Floridablanca, lo dejaron solo a ocho días de las elecciones y el caso de Raúl Cardozo al Senado, en los últimos momentos trajeron a Senadores de otros lados y se llevaron los votos”, le dijo a La Silla un directivo del Partido Conservador en Santander. “Por eso es que los conservadores estamos en lados diferentes, terminamos repartidos en los otros partidos porque aquí no hay posibilidad de aspirar si usted no es amigo de Iván o si representa un peligro para su grupo, a menos de que tenga a alguien con poder en Bogotá”.

El exsenador Díaz Mateus le dijo a La Silla que no era cierto que el quitara y pusiera gente a su antojo en el partido y que si existía esa percepción debía ser porque se ha preocupado por mantenerlo a flote.

"Aquí los argumentos que pesan son los políticos. No se trata del capricho de nadie", aseguró.

El directorio en familia

Con las heridas abiertas en ese partido por la falta de participación política, la semana pasada en medio de la reacomodada que están viviendo todos los conservadores en el país con la definición de los directorios que funcionarán hasta que internamente se acuerden las reglas del juego para elegir a las nuevas directivas locales por cuatro años, Iván Díaz Mateus hizo una nueva demostración del poder de su grupo político.

Aunque cinco personas estaban habilitadas para votar por los delegados de mujeres, jóvenes y la sociedad civil -Lina Barrera como representante, Luis Eduardo Díaz y Humberto Rangel como diputados, Carlos Plata como la segunda votación de la Cámara y Raúl Cardozo como el único candidato al Senado de 2014- al final solo asistieron los primeros tres. 

“Era previsible que no llegaran. Plata se distanció del partido porque lo utilizaron solo para empujar la curul de Lina y no lo ayudaron como le dijeron, y Cardozo porque le trajeron competencia y eso fue determinante en su derrota”, aseguró un directivo conservador local.

La Silla no logró hablar con ninguno de los dos para saber sobre las motivaciones de su ausencia, pero ya sea porque prefirieron no ir por un golpe de suerte del grupo de Iván, esas ausencias lo dejaron con dos de los tres votos (el de Lina y el de Luis Eduardo) que le sirvieron para poner a  gente de su cuerda política en la mayoría de las vacantes.

El más llamativo fue el de la hija del exsenador Natalia Díaz Castilla. Quien llegó en representación de las juventudes de Santander, pese a que no vive en el departamento.

El exsenador le reconoció a La Silla que había abogado por el cupo de su hija: “creo que dada mi trayectoria no desmerezco de un cupo en las directivas del Partido”.

Sin embargo, ese nombramiento no le cayó en gracia a una parte del partido y reavivó la sensibilidad de las fracturas que lo tienen reventado.

Nueve conservadores, entre bases, políticos en ejercicio, directivos, disidentes y militantes de vieja data, le dijeron a La Silla que la llegada de la hija de Iván Díaz al directorio era la muestra de que el grupo de Iván manejaba  el partido a su acomodo.

Eso sumado a que desconocieron a otros sectores, como por ejemplo, a  Roberto Serrano, quien aspira a ir a la Cámara el próximo año por los conservadores y quien intentó llegar a uno de los cuatro cupos de la sociedad, caldeó los ánimos.

Si bien es cierto que el grupo de Iván Díaz es el que terminó eligiendo, en su defensa dos políticos afines a él le dijeron a La Silla que las otras vertientes ni siquiera se presentaron. 

“Sí es cierto, se eligió a dedo, pero mire: Ingrid Villamizar, la hija del exsenador Alirio Villamizar se presentó pero al final pidió que no se tuviera en cuenta la hoja de vida y los del sector de Mantilla no presentaron a su gente. Entonces si tampoco presentan opciones uno qué hace”, le contó a La Silla una de esas fuentes.

Directivos del lado de los Villamizar y  del grupo de Mantilla -pasó de llamarse Renace Floridablanca a Renace Santander-, le dijeron a La Silla que no presentaron a su gente porque “no los iban a tener en cuenta”.

Al final, en representación de la sociedad, quedaron el exalcalde de Piedecuesta Ángel de Jesús Becerra -quiere ir a la Cámara apoyado por Iván Díaz si Lina va al Senado o se retira-; Rafael Serrano, quien aunque no es del grupo de Iván tampoco le hace contrapeso; Miguel Pinilla, quien es un exrector de la UIS y militante conservador de vieja data y fue reelegido; y Oliverio Solano, cuya esposa, la concejal  de Floridablanca María Consuelo Galvis, hizo campaña con el grupo de Díaz Mateus en 2015.

En los tres cupos de las mujeres quedaron Consuelo Durán de Mustafá, tiene cuerda propia dentro de los conservadores, pero es afín al grupo de Iván Díaz, especialmente a Lina Barrera; Paula Fonseca de la línea de Luis Eduardo Díaz; y Martha Pinzón de la cuerda de Rangel. 

En el lado de los jóvenes, además de la hija de Iván Díaz, quedaron Jessica Corzo, de la cuerda de Luis Eduardo Díaz, y Sebastián Ojeda del lado del diputado Rangel.

El golpe que le quieren dar

Aunque la definición del directorio departamental quedó lista desde la semana pasada, La Silla supo que en el Directorio Nacional están presionando para que esa elección no sea reconocida y se convoque nuevamente.

Una fuente de adentro de las directivas nacionales conservadoras le dijo a La Silla que le están pidiendo a Hernán Andrade, presidente del partido, “que no acepte esa lista porque no recoge a todas las vertientes conservadoras y fue fruto de la dictadura de un solo grupo”.

La Silla no logró confirmar con Andrade esa versión; pero lo que sí confirmamos con tres fuentes por aparte es que el viernes el senador se reunirá por separado con varias vertientes conservadoras para recoger impresiones sobre lo que está pasando internamente en Santander.

En esos encuentros estará con la casa política de Alirio Villamizar, exsenador conservador condenado por el ‘carrusel de las Notarías’, quien aspira a lanzar a su hijo Óscar Villamizar a la Cámara para 2018, con la del movimiento del alcalde de Floridablanca, Héctor  Mantilla, y con la de Iván Díaz Mateus.

Andrade, es cercano tanto a Iván Díaz, con quien compartió asiento en la Cámara, como a Alirio Villamizar, quien le ha puesto votos en Santander. Además, deberá jugar con el hecho de que Mantilla tiene de madrina a Martha Lucía Ramírez, precandidata presidencial.

Así que además de que el grupo de Iván Díaz recibirá la visita del presidente del partido con compromisos en los tres lados, lo hará en momentos en los que buena parte de los conservadores quieren quitarle la batuta del partido, y con el riesgo de que Andrade desconozca el directorio que armó su grupo y deje a sus integrantes vestidos y alborotados.

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